La familia Rosser, de Alicante, vive dividida desde el pasado mes de agosto. Manuel, el padre, abogado con su propio despacho, sigue en la ciudad valenciana, mientras que su mujer, Rosma, y los dos hijos de la pareja viven en Saffron Walden, un pequeño pueblo a una hora de Londres.

Sergio, de 15 años, y Manuel, de 13, van al instituto público de la localidad y han aprendido en estos meses más inglés que en toda su vida estudiando el idioma en España. «La experiencia ha sido muy buena», asegura Rosma Casado, que en un par de semanas dejará su vida en la campiña para volver a Alicante. «Para haber aprendido inglés perfectamente hubieran necesitado dos cursos, pero estamos satisfechos. Se han integrado bien, el colegio es magnífico y han pasado todos los exámenes», indica.

Los Rosser no son los únicos que en lugar de buscar la fórmula tradicional del internado o de una familia inglesa han decidido probar esta tercera vía, con menos impacto emocional y económico. Cada vez son más frecuentes los casos de familias que dejan al padre trabajando en España, mientras la madre y los niños se mudan durante un curso escolar a Reino Unido o Irlanda. Sólo en Saffron, un pueblo de 11.000 habitantes, hay cinco familias españolas en la misma situación. Llegaron de Sevilla, Alicante y Madrid y se conocieron a través de Facebook.

Vivir en familia en inglaterra

Internado

Todas analizaron la opción de mandar a los niños a internados, pero al final consideraron la mudanza familiar menos traumática y más económica. Mandar a un niño interno durante un curso oscila entre 50.000 y 70.000 euros, incluyendo matrícula y viajes. Por esta cantidad o menos, toda la familia puede vivir un año en Reino Unido, sobre todo si los niños van a un colegio público.

Durante los últimos meses, Manuel Rosser ha viajado cada dos fines de semana a Saffron. En la elección de esta localidad jugó un papel importante su cercanía al aeropuerto de Stanstead, con muchos vuelos desde Alicante.

La familia Rosser considera que su aventura inglesa ha supuesto una inversión de unos 27.000 euros, incluyendo los 1.100 euros al mes para una vivienda de dos habitaciones, la compra de un coche, los gastos de suministros y los billetes de avión de la familia durante el curso.

La vida puede encarecerse considerablemente si se elige vivir en la capital, donde una vivienda de dos habitaciones oscila entre 2.000 y 9.000 euros. Ésta fue la elección de Catalina Arraiza, que se mudó a Londres desde Pamplona hace dos años y medio, tras fallecer su marido. Sus tres hijos van a un colegio católico en el barrio de South Kensington, equivalente a lo que en España sería un concertado.

Arraiza, que trabajaba como consultora en internacionalización de empresas y tenía su propia compañía en España, decidió hacer un paréntesis para que sus hijos aprendan inglés. En Londres trabajó un tiempo en Banco Santander y ahora planea lanzar su empresa.

«Vine para un curso escolar, pero la experiencia ha sido tan buena que he alargado la estancia», asegura. «Para mis hijos es una gran oportunidad, pero también lo es profesionalmente para mí porque es una ciudad que abre muchas puertas», explica Arraiza. Rosma Casado ha aprovechado su estancia yendo a varios cursos de inglés en Cambridge.

Ambas familias aseguran que hablar inglés correctamente es importante a la hora de dar el paso. Hay infinidad de trámites diarios que solucionar, desde abrir una cuenta corriente en el banco hasta las gestiones con el colegio.

Planificación

También hay que planificar el proyecto con tiempo. Las dos familias estuvieron más de un año analizando pros y contras de la aventura. Buscar ayuda que permita hacer más fácil la entrada en el país resulta esencial. Arraiza tenía familiares y amigos en el centro de Londres que facilitaron el aterrizaje. Rosma Casado utilizó a conocidos y también las redes sociales para entrar en contacto con familias que habían vivido en Saffron y que le facilitaron los trámites con la casa y el colegio.

La mayor dificultad posiblemente es afrontar el coste –«la libra vuelve a estar alta y vivir en el centro de Londres es muy caro», indica Arraiza– y dar con un buen colegio público. La otra opción es buscar colegios privados, cuyo precio oscila entre 5.000 y 7.000 euros por trimestre.

Según datos del Independent School Council, en el curso 2013/2014 había un total de 1.767 alumnos españoles de Primaria y Secundaria en escuelas privadas británicas. De ellos, el 70% tiene a sus familias en España.

Estos datos hacen de los alumnos españoles uno de los colectivos más numerosos de Europa en las escuelas inglesas, sólo superados por alemanes y rusos.

Vía Expansión.